Catalina De la Cruz

Todos los edificios, absolutamente todos tienen una cara inútil, inservible, que no da ni al frente ni al contrafrente, la medianera. Superficies enormes, que nos dividen y nos recuerdan el paso del tiempo, el smog y la mugre de la ciudad. Las medianeras muestran nuestro costado más miserable, reflejan la inconstancia, las grietas, las soluciones provisorias. Es la basura que escondemos debajo de la alfombra, sólo nos acordamos de ella excepcionalmente, cuando vulneradas por las inclemencias del tiempo dejan infiltrar sus reclamos. Las medianeras se han convertido en un medio más de la publicidad, que en raras excepciones han logrado embellecerlas. Por lo general, son dudosas indicaciones que nos separan de los grandes supermercados o de las comidas rápidas, anuncios de lotería que nos prometen mucho a cambio de casi nada, etc.. Aunque últimamente nos recuerdan la terrible crisis que nos dejo así, desocupados. Los aire acondicionados son unas erupciones irregulares que padecen las medianeras producto de la antigüedad de los edificios que no contemplaban sistemas de refrigeración adecuados para una ciudad cada vez más calurosa. Contra toda la opresión que significa vivir en estas cajas de zapatos, existe una salida, una vía de escape, ilegal, como todas las vías de escape. En clara contravención al código de planificación urbana, se abren unas minúsculas, irregulares e irresponsables ventanas que permiten que unos milagrosos rayos de luz iluminen la oscuridad en la que vivimos. Este es mi dúplex, esta soy yo, MARIANA. Avenida Santa Fé. 1107. 8vo. 810.

fragmento de la película Medianera / Gustavo Taretto / Argentina

​

​

All buildings, absolutely all of them, have a useless face.  It is purposeless, it faces neither the front nor the rear of the building: the “medianera” (dividing wall). Huge surfaces, which divide us and remind us of the passage of time, the smog and grime of the city. The medianeras display our most miserable side, they reflect the inconstancy, the cracks, the provisional solutions. They are the garbage that we hide under the carpet, the one we only remember exceptionally when they let their claims be heard, breached by the inclemency of time. The medianeras have become yet another tool for advertisement, which in rare cases, has managed to embellish them. Generally, they are dubious indications that distance us from large supermarkets, fast food chains and lottery ads that promise us a lot in exchange for almost nothing, etc. Although lately, they remind us of the terrible crisis that left us like this, unoccupied. The air conditioners seem like irregular eruptions that medianeras suffer from, product of the antiquity of the buildings that did not contemplate refrigeration systems suitable for an increasingly warm city. Against the oppression of living in these shoe boxes, there is a way out, an escape route, which is illegal, like all escape routes. Transgressing the urban planning code, tiny, irregular and irresponsible windows are opened, allowing heavenly rays of light to illuminate the darkness in which we live in. This is my duplex, this is me, MARIANA. Santa Fe Avenue 1107. 8th. 810

Fragment of the movie Medianera / Gustavo Taretto / Argentina